Este jueves 18 de noviembre, la leyenda viva del jazz Sheila Jordan cumple 93 años. Considerada como la gran superviviente de la época dorada del género, comenzó a cantar muy joven en los clubes de Detroit, antes de trasladarse a Nueva York en los años cincuenta, donde se ganó la vida como mecanógrafa en una agencia de publicidad mientras por las noches frecuentaba los bares de Greenwich Village en los que le dejaban actuar.
Allí forjó amistad con nada menos que el saxofonista Charlie Parker, quien llegó a decir de ella que era «la cantante con un oído de un millón de dólares». Ya en la década de los sesenta se publicaron los primeros discos de la cantante, en los que estuvo acompañada por George Russell, entre otros.
Comenzaba una carrera que se vio truncada por los excesos de Jordan con el alcohol. No sería hasta finales de la década de los setenta cuando abandona la bebida y se centra de nuevo en la música, lo que la llevó a recorrer escenarios de todo el mundo en una carrera que todavía tiene mucho que decir.
Sheila entró a formar parte, por derecho propio, en el ambiente jazzístico que se respiraba en la Gran Manzana alrededor de la figura musical de "Bird", quien la consideraba como una de las mejores cantantes de la época. Conoció a Lennie Tristano, y entre 1950 y 1952, dos años claves en su formación, tomó clases, aprendió teoría, armonía, a cantar de oído, a leer música a primera vista, y a perfeccionar su voz. El nacimiento de su hija, en 1955, y el abandono de la misma por parte de su padre, Duke Jordan, le apartó durante algunos años de la escena musical para ejercer de madre, y no fue hasta el principio de los años sesenta, cuando el pianista George Russell la sacó del ostracismo. Russell le arregló un encuentro con los propietarios del sello Blue Note para una audición. El resultado es este magnífico disco que se titula “Portrait of Sheila”.
Hay que destacar algunos temas del álbum, que son autenticas obras maestras del canto vocal; así en “Dat Dere”, una composición de su acompañante, el pianista Booby Timmons, aparece en toda su dimensión esas raíces bluseras que toda cantante de jazz lleva dentro y que se hace acompañar magníficamente por el contrabajo de Steve Swalow; sin embargo en “Who Can I Turn To?, la cantante aparece junto a la guitarra de Galbraith. En “Baltimore Oriole”, una preciosa composición y letra de Hoagy Carmichael, la apoyan rítmicamente el contrabajo y la batería. Sheila Jordan se ve cómoda en este tipo de formato pequeño, —tríos o cuartetos— y así sería en los trabajos sucesivos de esta magnífica cantante de jazz. De hecho, más de medio siglo después, Sheila Jordan se presentaba en Sevilla en la primavera de 2019, para liderar el cuarteto que ya hemos comentado con anterioridad.
Improvisadora excepcional, asumiendo riesgos con el scat, segura de si misma y de sus facultades técnicas y vocales, Sheila Jordan ha llegado al siglo XXI, con la energía, la vitalidad y la creatividad intacta.
A lo largo de su extensa carrera profesional, ha grabado a su nombre , cerca de una treintena de discos, ha actuado en los más importantes festivales de jazz de todo el mundo, tocado con los mejores músicos de cada época y todavía se siente capaz de organizar e impartir tanto en New York como allí donde la contratan talleres de formación vocal.
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