Este jueves 3 de junio Jazz and Cash recuerda el nacimiento de Dakota Staton (Aliyah Rabia, en su nombre musulmán) nacida ese día de 1932 en la localidad de Pittsburg, Pensilvania.
Persiguiendo la moda del momento, a los cuatro años inició su carrera como cantante y bailarina precoz, lo más parecido a una versión afroamericana de Shirley Temple. Al ser mayor de edad pasó a actuar en el circuito de bares con espectáculo y cabarets del país, lo que le llevó hasta la meca del jazz, Nueva York, ciudad en la que estableció su residencia.
Sin dudas la década de los cincuenta fue su edad de oro. Staton fue nombrada "novata del año" en 1955 por la revista Down Beat y actuó en la primera Rock and Roll Party organizada por Alan Freed en el St. Nicholas Arena, junto a los cantantes Big Joe Turner y Fats Domino. Para entonces, la joven tenía su corazón partido entre sus dos amores, el rhythm and blues (la crítica hablaba de ella como una "Dinah Washington gritona") y el jazz (fue una notable practicante de scat).
Sin decidirse a convertirla en una cosa u otra, el productor Dave Cavanaugh la fichó para el sello Capitol (el mismo para el que grababan Frank Sinatra y Nat King Cole) y la rodeó de visones para su disco de debut con el que alcanzaría la cima de su popularidad. The Late, Late Show fue el primero de una serie de super-producciones en las que la cantante estuvo arropada por la flor y nata de la profesión: los mejores arreglistas -Sid Feller, Nelson Riddle, Benny Carter...-; los mejores instrumentistas -Jonah Jones, Hank Jones, George Shearing...-, todo era poco para la aspirante a nueva estrella en el firmamento de la canción. Para su desgracia, tan cuantiosa inversión nunca alcanzó a ser rentable.
Con la llegada del rock and roll, su jazz and blues sensual y elegante pasó a ser cosa del pasado. Dakota había llegado a escena demasiado tarde.
Su carrera entró en una fase de depresión que le llevó a residir por un tiempo en Inglaterra, donde sus discos se seguían vendiendo y su nombre aún corría entre los aficionados. De vuelta a los Estados Unidos, regresó al semi-anonimato: Staton, la estrella que pudo ser y no fue, había quedado convertida en una atracción jazzística de segunda categoría. Paciente, la cantante esperó por décadas su segunda oportunidad.
A comienzos de los noventa, tuvo lugar por fin un más bien discreto come back, gracias al reconocimiento a su figura por parte de algunas nuevas cantantes de jazz, como Dianne Schurr. Su fichaje por el sello Muse -un pequeño pero estable sello independiente con un considerable prestigio en el mundo del jazz- le devolvió por un tiempo la popularidad perdida. Desgraciadamente, para entonces, su salud había mostrado los primeros síntomas de un deterioro que le llevarían a espaciar cada vez más sus apariciones públicas. Prácticamente retirada de la vida pública, Staton sólo regresó a la actividad para grabar algunos discos, el último -Live at Milestones (Caffe Jazz), producido por el saxofonista Houston Person- fue editado el pasado mes de marzo.
Murió el 10 de abril de 2007.
Fuente: El País
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